Sin diagnosticar y sin tratar

Las mujeres con TDAH no diagnosticado tienen mayores riesgos de comorbilidad y una mayor gravedad de las consecuencias que los varones, pero cuando los problemas afloran en la edad adulta, a menudo se diagnostican erróneamente con depresión, trastornos de la alimentación y/o ansiedad, así como con otras comorbilidades ( Prof Sandra Kooij,  UKAAN conferentia 2014).

Las mujeres con TDAH son más propensas a tener síntomas de falta de atención y una tendencia a interiorizar sus dificultades. Los cambios hormonales durante la pubertad y la menopausia a menudo intensifican los síntomas del TDAH, lo que dificulta aún más a quienes no están diagnosticados ni tratados. Ajustarse a las expectativas de la sociedad es mucho más difícil para estas mujeres y su sensación de no ser adecuadas aumenta.  La mayoría de las mujeres con TDAH no diagnosticado experimentan estrés psicológico crónico, ansiedad y depresión, y son propensas a tener dinámicas de relación poco saludables y discordias matrimoniales.

En las mujeres con un coeficiente intelectual alto y TDAH no diagnosticado que parecen tener éxito académico y profesional, existe una gran disparidad entre su funcionamiento intelectual y social/emocional.  Para enmascarar los síntomas, lo compensan en detrimento de su salud mental; en este grupo abunda el perfeccionismo y la reticencia a buscar ayuda, por lo que es menos probable que se les diagnostique. El agotamiento es un hecho común en las mujeres de alto funcionamiento con TDAH y a veces, aunque no siempre, esto puede llevar a que se les diagnostique TDAH y aquellas comorbilidades relacionadas. En demasiados casos, sin embargo, conduce a un diagnóstico erróneo en función de los comportamientos observables; siendo los más típicos la depresión, los trastornos de la alimentación y/o la ansiedad, de nuevo ((Dr. Ellen Littman, Conferencia Bruselas octubre 2017).